ORGULLO LATINO
Tiempo de lectura: 4 minutosBalas y frijoles: la insólita historia de la baleada
Y de cómo le robó el corazón a los catrachos.
Desde el amanecer hasta entrada la noche, los hondureños que van y vienen de trabajar son recibidos por una escena muy conocida: puestos de comida que venden baleadas, un popular plato repleto del ingrediente favorito de los hondureños: los frijoles. En este caso, frijoles refritos.
Aunque no siempre fue así, este plato sencillo solo apareció en Honduras hace unos 60 años.
Según Daniel Galeano, un empresario local que ayudó a crear el Día Nacional de la Baleada y Galeano Café, una tienda de café de especialidad que también vende estos deliciosos bocadillos, el plato no tiene una historia que se remonte al pasado indígena o colonial del país.
Dado que las tortillas que constituyen la base de la baleada se elaboran con trigo, un producto que no es originario del continente, se diferencia de otros platos populares latinoamericanos elaborados con maíz (como las tortillas mexicanas, las pupusas y los tamales), un producto popular autóctono con una larga historia.
En cualquier caso, la baleada parece tener un origen más próximo porque muchos investigadores ubican su creación hacia mediados de los años noventa, cuando la industria del plátano estaba en pleno auge en Honduras.
De hecho, una conocida cuenta de historia hondureña en Twitter, Historia de Honduras, ha publicado varias fotos de los años cincuenta en las que se ve a los trabajadores de las plantaciones de plátanos sosteniendo y comiendo tortillas con frijoles.
Así, aunque no se sabe específicamente cuándo se creó la baleada, el lugar sí es claro. "Sin duda, nació en La Ceiba, una ciudad portuaria en la costa norte de Honduras, una región clave para el cultivo del plátano", dice Daniel. "Se hizo popular aquí en los años cincuenta y después se extendió al resto del país".
El arte de hacer baleada
En pocas palabras, una baleada es una tortilla de trigo a la que se pueden añadir diversos rellenos. La versión clásica, conocida como baleada sencilla, lleva una capa de frijoles rojos refritos triturados, crema y queso duro rallado.
Una vez rellena, la baleada se dobla y se sirve como un taco blando.
Es un plato sencillo pero ahí está la clave de su éxito: la versatilidad. La baleada es la base en la que confluyen todos los sabores y tradiciones de cada región hondureña.
Las diferencias geográficas del país son la razón de muchas de las variaciones, dice Daniel. Explica que las baleadas sencillas se consumen sobre todo en el norte y el centro del país, mientras que en el sur se disfrutan más las baleadas con plátano frito.
De hecho, la creatividad hondureña ha aportado a esta tortilla una gran variedad de rellenos, como huevos (baleada mixta), huevos revueltos y aguacate (baleada preparada) o carne (super preparada).
A pesar de esto, para Daniel, el verdadero éxito del plato radica en la propia tortilla: "si se hace con una tortilla de alta calidad, el 75 % del trabajo está hecho para una baleada perfecta".
La preparación de la tortilla es engañosamente sencilla. Se hace con harina de trigo, agua, manteca de cerdo, levadura en polvo y sal. En algunas regiones, el agua se sustituye por leche de coco y, a veces, la manteca de cerdo puede sustituirse por aceite de coco para potenciar el sabor de la tortilla, explica Daniel.
Combinar los ingredientes puede ser complicado para los principiantes porque se necesita un cierto nivel de experiencia para hacerlo bien.
La masa debe amasarse hasta obtener una textura suave. Después, se divide en pequeñas bolas y se deja reposar durante varios minutos.
Una vez reposadas, se les da la forma plana y circular característica de las tortillas.
Esto lo hacen las expertas baleadoras (mujeres que suelen preparar y vender las baleadas), que pasan rápidamente la masa de una mano a otra mientras la estiran y le dan forma hasta que queda redonda y muy fina.
Posteriormente, las tortillas se asan en un comal o plancha caliente. "Sí, es un arte", dice Daniel.
Un símbolo de las emprendedoras
Hay muchas teorías sobre el origen del nombre baleada. Una de las explicaciones más generalizadas es que se debe a la similitud entre la forma de un frijol (un ingrediente clave que no olvidarás) y una bala.
Otra historia legendaria cuenta que una mujer a quien le habían disparado (había sido "baleada") atendía un exitoso puesto de comida en el norte y cuando la gente hablaba de ir a ese lugar decía "vamos a la baleada".
Aunque esta leyenda transmite otra verdad: que las mujeres se encargan de la gran mayoría de los puestos de baleada. En una economía tan compleja como la hondureña, en la que, según un informe, de las mujeres en edad laboral solo el 42,33 % cuenta con un empleo (frente a un 78,94 % en el caso de los hombres), las baleadas son un símbolo del espíritu y la voluntad empresarial de las hondureñas.
"La mayoría de las veces, la baleadora es una madre que lleva el sustento a una familia", dice Daniel. "Una de las formas en que estas mujeres lo han logrado es levantándose muy temprano para amasar la masa, llevarla a su puesto de baleada y encender la plancha".
Es una apuesta por el emprendimiento que no solo da de comer a los trabajadores mañaneros sino que pone de manifiesto el esfuerzo que las baleadoras realizan a diario.
"La baleadora es el símbolo de la mujer emprendedora que madruga para llevar la comida a su hogar".