ORGULLO LATINO
Tiempo de lectura: 5 minutosVolcanes espectaculares para visitar en Centroamérica
Conoce nuestros volcanes más icónicos, fuentes de gran belleza y poder.
Centroamérica es un lugar mágico. Es hogar de selvas, manglares y playas con los más hermosos atardeceres. Tiene una asombrosa variedad de fauna y flora, cadenas montañosas increíbles y las mejores frutas del mundo.
Ahí también encontrarás algunas de las personas más cálidas y acogedoras que aún preservan tradiciones y rituales transmitidos de generación en generación; sin embargo, todo esto existe bajo la sombra de la fuente de energía más antigua de América Central: sus volcanes. Se cree que hay más de 70 volcanes activos en el Arco Volcánico Centroamericano, con alrededor de 200 erupciones importantes en los últimos 300 años.
Estas fuerzas, aunque a menudo destructivas, son una fuente de ricos minerales y compuestos que hacen que la tierra circundante sea muy fértil.
Estas maravillas naturales son un espectáculo para la vista. Aunque no todos son seguros para visitar, vale la pena ir a aquellos que sí lo son. Con eso en mente, aquí está nuestra selección de los volcanes más espectaculares que puedes conocer en Centroamérica.
Volcán Masaya, Nicaragua
Si alguna vez has querido contemplar las ardientes profundidades de la tierra, no hay nada mejor que el volcán Masaya en Nicaragua.
Ubicado dentro del Parque Nacional Masaya, a solo 23 km de la capital, Managua, Masaya tiene una larga historia de actividad y su primera erupción registrada fue hace más de 450 años.
En la actualidad, está clasificado como un volcán "estromboliano", es decir, que produce frecuentes erupciones explosivas de pequeñas a moderadas. Estas erupciones contienen ceniza, lapilli (pequeños fragmentos volcánicos redondeados) y lava.
Quienes decidan visitar el volcán de noche (como recomiendo personalmente) tendrán la oportunidad de asomarse a las profundidades ardientes de la tierra.
Mientras tanto, quienes lo visiten durante el día podrán vivir una experiencia única: “surfear” por las laderas de ceniza negra de un volcán activo a gran velocidad y vestidos con un traje especial de protección. Te aseguro que es una experiencia que nunca olvidarás.
Volcán de Fuego, Guatemala
El volcán de Fuego (o Chi Q'aq' como se llama en el idioma maya de Guatemala hablado por el pueblo Kʼicheʼ), es el volcán más activo de la lista porque sus erupciones ocurren cada 15 o 20 minutos; no obstante, las erupciones grandes son poco comunes (la última importante fue en 2018).
Este hermoso volcán rodea la ciudad de Antigua, Patrimonio de la Humanidad reconocido por la UNESCO y antigua capital de Guatemala (cambió a Ciudad de Guatemala en 1773 cuando una erupción volcánica causó que se le considerara demasiado insegura).
El volcán en sí es un atractivo por su grandiosidad y por las hermosas vistas y fotografías que se pueden obtener desde la cima. También, representa un destino de aventura para quienes se animan a escalar sus paredes escarpadas.
El área circundante también hermosos bosques y vida silvestre, que lo convierten en un excelente lugar para explorar y practicar senderismo. Hay varios senderos que conducen a la cima del volcán y los visitantes pueden realizar visitas guiadas para aprender más sobre la geología y la historia de la zona.
Volcán Arenal, Costa Rica
En una región con varios volcanes, el Arenal destaca por tener la forma de un triángulo perfecto.
Esta maravilla natural es fácil de ver porque sobresale en medio de las llanuras que rodean la ciudad de San Carlos, en el norte de Costa Rica.
Aunque es hermoso a la vista, el volcán tiene una historia triste. Los primeros habitantes de la región desconocían el origen volcánico de la montaña. Creyeron que solo era una montaña y la llamaron Arenal por sus laderas arenosas y por lo difícil que era escalarla.
Una noche, en la década de 1950, el volcán Arenal decidió mostrar su verdadera naturaleza y erupcionó, lo que causó la destrucción de dos pueblos cercanos.
Por suerte, la historia ha tomado un giro favorable porque la zona ahora es rica en turismo, iniciativas de conservación e incluso cuenta con varios balnearios naturales para quienes buscan curar todo tipo de dolencias en las aguas termales del volcán.
Definitivamente, recomiendo a los visitantes de Costa Rica que vayan a La Fortuna, donde es imposible perder de vista este magnífico volcán.
Volcán Poás, Costa Rica
También en Costa Rica, el volcán Poás es un impresionante volcán tipo géiser con uno de los cráteres más anchos del mundo.
Ubicado dentro de un parque nacional en la cordillera de Alajuela, el volcán Poás y sus alrededores dejarán sin palabras a cualquier visitante.
Las aguas iridiscentes y la constante erupción de gases y sonidos desde las profundidades de la tierra son increíbles de presenciar.
Su nombre, Poás, tiene muchas interpretaciones; sin embargo, la mayoría giran en torno a una leyenda de un grupo indígena que vivía en las laderas del volcán y desapareció de forma misteriosa en un gran portal que se abrió en el centro del cráter.
El Boquerón, El Salvador
Coloquialmente conocido como El Boquerón, o Quetzaltepec en la lengua nativa, este es uno de los muchos volcanes que conforman el arco volcánico de El Salvador.
Este imponente pico de montaña se encuentra a las afueras de la capital del país, San Salvador. A pesar de no tener registros de actividad volcánica importante desde 1982, es un destino turístico muy popular.
El área tiene muchos senderos y múltiples cráteres que se pueden visitar: ¡el cono volcánico contiene ocho volcanes adicionales en su interior!
Este es un destino que no querrás perderte en tu visita a El Salvador si, como yo, eres un apasionado de los volcanes y la geología.
Aquí tienes cinco motivos naturales para que hagas de Centroamérica tu próximo destino.
Los cafetos prosperan en suelo volcánico. La tierra no solo es liviana y esponjosa, lo que permite un mejor drenaje, sino que también es rica en todos los nutrientes que los árboles necesitan para crecer.
Nuestro café guatemalteco de origen único proviene de La Hermosa, una finca en el Valle de Acatenango. Se ubica en las faldas del volcán Acatenango, donde la fértil tierra volcánica le brinda al café un aroma floral de jazmín y una delicada acidez balanceada.
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