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Fátima Ismael Espinoza

Fátima Ismael Espinoza: "el futuro del café es mujer"


Mercedes Sempe habla con Fátima Ismael Espinoza sobre por qué el liderazgo femenino y la igualdad de género son cruciales para el éxito futuro de la industria del café.

Cuando le preguntan cómo fueron sus inicios en la industria del café, Fátima Ismael Espinoza destaca la alfabetización.

Cuando era adolescente, tuvo la oportunidad de enseñar a leer y escribir a las comunidades de las zonas rurales y pronto se dio cuenta de que muchas personas de esas regiones necesitaban ayuda. Por eso, les dijo a sus padres que quería ir a una escuela agrícola.

"En nuestra clase, de 40 alumnos, solo dos éramos mujeres", recuerda Fátima. "Al principio, los hombres de la clase se resistían pero al final nos aceptaron y aprendieron a querernos".

Desde entonces, Fátima se ha propuesto educar y empoderar a las mujeres en las bases y en los niveles más altos de la industria del café.

En la actualidad, Fátima es la directora general de la Sociedad de Pequeños Productores Exportadores y Comercializadores de Café (SOPPEXCCA), una cooperativa de café con certificación ecológica y de comercio justo en Jinotega, Nicaragua.

La misión de SOPPEXCCA es acercar a los pequeños productores al mercado del café, garantizar la calidad del producto, promover la igualdad entre los productores y el mercado, empoderar a las mujeres al darles voz en la industria a la que tanto contribuyen y proporcionar un espacio para que las generaciones más jóvenes crezcan y sueñen.

Técnicamente, se encarga de la planificación, evaluación y seguimiento de los procesos, la comercialización y la gestión de los recursos pero, en la práctica, Fátima participa en todos los frentes. A menudo es posible verla incluso sobre el terreno.

"No somos gerentes convencionales de oficina", explica Fátima. "Pasan muchas cosas y a veces es difícil estar al día con todo pero siempre hay un motivo para seguir adelante y continuar impulsando este sindicato".

SOPPEXCCA se fundó en 1997 después de que una organización anterior en Jinotega dejara a los pequeños productores muy endeudados.

Fátima estuvo ahí desde el principio y admite que el objetivo inicial de empoderar a los productores al liberarlos de sus enormes deudas parecía descabellado; sin embargo, la organización tuvo éxito. Hoy, más de 300 productores forman parte de la cooperativa y prosperan.

Fátima Ismael Espinoza

"Las mujeres no son una moda"

El gremio que dirige Fátima fue el primero del país en contar con un comité de género, que trabaja para que SOPPEXCCA y Jinotega sean más igualitarios. Esto es algo de lo que se siente especialmente orgullosa.

"Nuestras políticas de género, tras años de aplicación en nuestra organización, fueron imitadas y adaptadas por otras cooperativas", dice Fátima. "Así que no solo ayudamos a nuestra gente, sino que vamos más allá y de eso se trata".

Con todo, no ha sido fácil llegar a este punto. Fátima cuenta que, incluso para ella, no fue fácil ocupar un puesto de responsabilidad en la organización porque los compañeros de trabajo suelen considerar que las mujeres no son de fiar.

A lo largo de los años, Fátima se ha esforzado por cambiar este prejuicio al defender a las mujeres que ocupan puestos de responsabilidad en diversos consejos y comités, y al crear un sentimiento de cooperación y confianza entre ellas y los empleados masculinos.

Para impulsar aún más a las mujeres en el sector, Fátima y SOPPEXCCA también crearon Café Las Hermanas, una marca de café local producida por mujeres. En sus inicios, en 2001, fue la primera cooperativa de mujeres del país y contaba con 87 productoras.

"Los campos de los que Café Las Hermanas obtiene su café son propiedad de mujeres", dice Fátima. "Ese fue el factor determinante".

Fátima cree que una gran parte del empoderamiento de las mujeres es promover su independencia económica, por lo que la cooperativa ayuda a crear oportunidades para que las productoras sean propietarias de sus tierras.

Muchas mujeres también tienen funciones de liderazgo en la cooperativa. Como ella misma explica: "no queremos mujeres en puestos destacados como estrategia de marketing. Tenemos mujeres en puestos de poder para que puedan tomar decisiones".

"Que las mujeres trabajen en los niveles más altos de la producción de café no puede ser una moda", comentaba Fátima ya en 2018. "No puede ser la moda de este año o de esta década, la industria del café debe ser sostenible, transformadora y justa".

Como parte de una campaña más amplia de educación y capacitación, SOPPEXCCA y Café Las Hermanas también retribuyen a la comunidad en general. Además de invertir en equipos agrícolas y formación hortícola, patrocinan material escolar y equipos médicos para hacer pruebas de detección de cáncer de cuello uterino, por ejemplo.

"Muchas mujeres de la comunidad se benefician de esto, no solo los miembros de nuestra cooperativa", dice Fátima. "Nuestro modelo busca tener un impacto no solo en nuestra gente, sino también en la comunidad de la que formamos parte".

 

Mujer recogiendo caféFomentar el talento de los jóvenes

Fátima cree que las generaciones más jóvenes desempeñarán un papel fundamental en el futuro del café. Por eso, está muy interesada en fomentar el talento de los jóvenes, por ejemplo, incorporando a los hijos de las productoras en la organización.

A ellos les enseñan, entre otras cosas, a ayudar en la cata de café, a promocionar las marcas locales e incluso están a cargo de dos cafeterías propiedad de la organización que buscan promover el consumo local.

Aunque esto ayude mucho, Fátima dice que siempre hay más cosas que hacer, lo que puede ser a la vez desalentador y motivador. "Uno de nuestros retos actuales es crear más ventanas de oportunidad para las generaciones más jóvenes y mostrarles que trabajar en el campo puede ser gratificante".

Ella explica que la emigración se ha disparado entre los jóvenes porque las circunstancias económicas hacen que sea difícil encontrar un trabajo a nivel local. Esto es lo que ella quiere cambiar. "Me gustaría que esos jóvenes tuvieran un futuro aquí", dice Fátima.

Si bien todo puede parecer sombrío, Fátima confía en que el futuro es brillante y prometedor.

"En los últimos diez años, la industria del café ha evolucionado y ha abrazado y reconocido el papel que desempeñan las mujeres", dice Fátima, mientras subraya que la idea de una Alianza de Mujeres en Café nació en Nicaragua.

Destaca la solidaridad del sector y el apoyo que se prestan las diferentes cooperativas y organizaciones de todo el mundo. Este esfuerzo conjunto parece estar dando sus frutos.

"La mayor recompensa es cuando veo que una familia o un pequeño productor sale adelante", dice Fátima. "Sus cultivos crecen y sus hijos van a la escuela, y veo a profesionales que han nacido y crecido en el campo. Ese es el sueño hecho realidad".



 


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