ORGULLO LATINO

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Woman dances in colorful traditional costume for Hispanic Heritage parade

No todos los latinos somos iguales


Si bien los latinos compartimos un idioma, un continente, una sonrisa fácil y el gusto por la buena música para mover las caderas, asignarnos a la misma caja diluye una rica cultura mestiza compuesta de muchas complejidades singulares, afirma Denisse Coquet.


No es ningún secreto que las personas tienen una necesidad constante de categorizar, clasificar o agrupar. No solo cosas, sino también a otras personas: rubias, altas, flacas… la lista sigue. Independiente de cómo lo llames, etiquetar a las personas tiene sus inconvenientes.

En general, muchas personas sienten que su individualidad se pierde cuando las agrupan con otras con quienes no necesariamente se identifican.

Esto es, en especial, cierto para los latinos porque existe una tendencia, sobre todo fuera de los países latinoamericanos, de agrupar a las personas de esta región bajo un solo latino homogéneo.

En Estados Unidos, por ejemplo, las comunidades hispanas y latinas representan casi el 20 % de la población pero todavía nos consideran como una sola entidad.

Si bien es cierto que los latinos tenemos mucho en común y que la mayoría de nosotros compartimos un idioma (aunque con dialectos regionales), un estilo de música y un gusto particular por una buena siesta y fiesta, ¿es justo que estemos todos en el mismo grupo?

Como señala Jamie Gelbtuch en un artículo para Sounds and Colours, una plataforma en línea que explora la cultura underground en América del Sur, “la cultura es compleja. Lo que vemos en la superficie (lenguaje, vestimenta, apariencia, celebraciones, arte o arquitectura) es un reflejo de fuerzas subyacentes más profundas (historia, geografía, religión, valores, actitudes, creencias) que determinan a un país y su gente”.

“Todos estos ingredientes, y otros más, conforman una cultura; sin embargo, sin una mayor comprensión de la dinámica, hay que preguntarnos por la validez de nuestras percepciones y estereotipos”.


Parecidos pero diferentes

Juan Ángel, oriundo de Honduras, ha vivido en Alemania, Suiza y Estados Unidos, y tiene una buena comprensión de lo que se siente ser un "forastero" (la etiqueta es nuestra, no suya).

Aunque Juan aprendió los idiomas de los países en los que vivía y se podía comunicar de manera efectiva, aún existían diferencias culturales. Esta, dice Juan, es la razón por la que los latinos tienden a juntarse.

“Por supuesto, cuando salgo con latinos, hay muchas emociones y me siento como en casa”, dice Juan. “Esa es tal vez una de las razones principales por las que los latinos nos juntamos, porque estar con gente de nuestra cultura (aunque seamos algo diferentes) nos hace sentir como en casa”. 

Las diferencias culturales también distinguen a los latinos de los norteamericanos, como señala Juan: “somos ruidosos, fiesteros, locos y ‘demasiado felices’, los no latinos a veces pueden tener dificultades para entender eso”.

El hecho de que a los latinos nos guste pasar tiempo juntos no significa que nos deban incluir a todos en el mismo grupo. Culturalmente somos muy diferentes y esta generalización nos despoja de nuestra identidad.

Cada país latinoamericano tiene su propio conjunto de costumbres, cocina, jerga y hábitos. ¿No se nos debería honrar e identificar a todos por las diferencias que tenemos?

Tomemos el idioma, por ejemplo. Si bien tanto Argentina como Guatemala usan el español como idioma principal, difieren mucho en el uso de la gramática, las conjugaciones y el lenguaje corporal.

Los argentinos son famosos por “hablar con las manos” y tienen un lenguaje corporal muy expresivo, mientras que los guatemaltecos usan muchas palabras de origen maya. Por ejemplo, se refieren a la siesta como cuaje.

Además, los argentinos tienen una forma peculiar de pronunciar ciertas letras como la LL. Mientras que la mayoría de países latinoamericanos (y España) pronunciarían la LL en pollo como un sonido de Y ("poy-yo"), los argentinos lo pronunciarían "po-sho".

Estas son solo distinciones en el idioma pero una inmersión profunda en la cultura revela aún más diferencias.

Uno pero no el mismo

Es fácil caer en la trampa de agrupar personas de la misma región geográfica. Incluso, es todavía más fácil cuando también comparten un idioma, como es el caso de los países latinoamericanos; sin embargo, un idioma compartido no equivale a valores o comportamientos iguales.

Como señala Jamie: “cuando los patrones culturales son solo ligeramente diferentes, puede ser más difícil ver las variaciones que cuando se comparan países que son claramente diferentes”.

Entonces, ¿cómo se puede cambiar la percepción de que todos los latinos “somos iguales” para que la gente realmente nos entienda y aprecie por nuestra individualidad?

Juan siente que, a pesar de las iniciativas que tienen como objetivo celebrar la individualidad de las comunidades latinas, se necesita hacer más. “Creo que son intentos muy simples de mostrar la cultura latina individual”, dice.

Asimismo, señala que los latinos a veces somos culpables de funcionar bajo una etiqueta general. “Creo que esto se debe a que cuando los latinos se encuentran en un país diferente, entonces América Latina se convierte en un solo país o cultura que promovemos como tal”.

En consecuencia, no solo los no latinos generalizan, sino que muchos de nosotros no tomamos la iniciativa en la búsqueda de la individualidad.

¿Por qué pasa esto? “Porque somos las únicas personas en el mundo que son tan inmensamente diferentes y diversas”, dice Juan. “Somos negros, morenos, blancos, amarillos, pelirrojos, rubios y pelinegros. Somos asiático latino, anglo latino, africano latino y árabe latino. Somos 100 % una cultura mestiza pero somos uno. Algo que ningún otro continente o grupo de países comparte”.

 




Daniela Jerez


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