ORGULLO LATINO

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Mexicans dress up for a fiesta in the street

Los términos hispano y latino no deben mezclarse

Si bien cada persona es libre de identificarse a su manera, es fundamental comprender las raíces de las palabras que utilizamos.

¿Alguna vez te han llamado por el nombre equivocado? No se siente bien, especialmente si sucede con regularidad.

Esto es bastante común para las personas nacidas en América Latina o cuyas familias descienden de ahí.

En este caso, las personas no pronuncian mal nuestros nombres, sino que confunden nuestro origen étnico, cultura e identidad. Por lo general, esto se debe al uso inadecuado de hispano y latino.

Hispano o latino: ¿cuál es la diferencia?

Para diferenciar estas dos palabras, se puede comenzar por aprender sobre sus orígenes y modo de empleo.

Antes de la década de 1970, la Oficina del Censo de Estados Unidos clasificaba a los inmigrantes latinoamericanos como blancos. Este problema de clasificación desató una gran controversia entre la comunidad de habla hispana porque esta clasificación estaba despojando su identidad.

En ese momento, aunque era fácil pensar que los inmigrantes obtendrían nuevos privilegios al clasificarse como personas blancas, no fue así.

Cristina Mora, profesora asociada de sociología y estudios chicanos y latinos de UC Berkeley, comparte que esta clasificación errónea borró a las personas de su comunidad: “los latinos vivieron su realidad cotidiana como latinos en un mundo que a veces era de habla hispana y con lugares donde no tenían permitida la entrada, como piscinas, distritos escolares y otros lugares públicos”.

Más adelante, la Oficina del Censo de Estados Unidos adoptó el término hispano para definir a la comunidad de habla hispana y reconocer su identidad estadounidense. Como explica la profesora Mora: “una persona hispana se consideraba mucho más estadounidense”.

Entonces, ¿qué significa ser hispano?

El término describe a las personas en los Estados Unidos que hablan español o descienden de comunidades de habla hispana.

“Se refiere a las personas que comparten el español como su idioma en común”, dice Mintzi Martinez-Rivera, directora asociada de estudios latinos de la Universidad de Indiana. “En realidad, esta palabra la adoptó el gobierno de Estados Unidos en la década de 1970 para dar a las personas de América Latina una identidad en común”.

Latino, por otro lado, generalmente hace referencia al origen geográfico de las personas. En este caso, es cualquier persona nacida en Latinoamérica o con antepasados de esa región, incluidas Centroamérica, Sudamérica y el Caribe. La Dra. Mintzi Martinez-Rivera explica que los latinos son “cualquier persona de ascendencia latinoamericana que reside en los Estados Unidos”.

Como señala NPR, no deben confundirse con los latinoamericanos, que son personas que realmente viven en América Latina en este momento.

latinas

¿Podemos usar hispano y latino de forma intercambiable? 

Lo mejor sería evitarlo. Ambas palabras tienen definiciones diferentes y deben emplearse de forma correcta; sin embargo, su uso es complejo y varía según la persona con la que interactúes. 

En este caso, se recomienda preguntarle a la persona sobre su preferencia. Puede que la persona prefiera usar una de las opciones (o ninguna) para referirse a sí misma, sin importar las definiciones “oficiales”.

Las personas pueden llamarse a sí mismas hispanas, latinas o incluso preferir una etiqueta con guion (por ejemplo, un ciudadano de primera generación cuya familia es de otro país fuera de Estados Unidos podría llamarse mexicano-estadounidense, boliviano-estadounidense, panameño-estadounidense, etc.).

La denominación también varía según la región geográfica. Por ejemplo, las personas en áreas urbanas y en la costa de Estados Unidos prefieren usar latino, mientras que las personas en áreas rurales tienden a usar hispano. Si bien hay excepciones, por lo general su uso se remonta a la preferencia del individuo.

Estoy seguro de que esto puede sonar confuso para cualquiera que no sea latino ni hispano (y, si te sirve de consuelo, puede ser igual de confuso para alguien que se identifique con uno o más de estos términos).

¿Cómo combatimos el mal uso de estas clasificaciones?

Con cualquier terminología que tenga distintos significados y propósitos, siempre es mejor educarnos a nosotros mismos, a nuestros compañeros y a nuestras familias, así como a todos los que nos rodean. Para lograrlo, podemos investigar hasta llegar a una conclusión.

Al final, podemos compartir con los demás la palabra que preferimos al describirnos.

Aunque acabar con el mal uso de estos términos es un gran desafío, si empezamos por las personas más cercanas a nosotros podemos aprender a utilizarlos de la manera más apropiada para cada individuo.




Nicole Canchucaja


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