ORGULLO LATINO
Tiempo de lectura: 4 minutosInnovadores antiguos: todos hemos aprendido de los incas
Desde puentes hasta terrazas para papas, tenemos mucho que agradecerles.
"Los incas crearon el imperio más grande que existió en el hemisferio sur e incorporaron los avances culturales y tecnológicos de las culturas ancestrales que conquistaron", señala el investigador José María Fernández Díaz-Formentí.
José tiene razón, por supuesto.
Además de crear los primeros caminos y puentes colgantes, sistemas de contabilidad y cirugía cerebral pionera, los incas también salvaron al mundo de la inanición (potencial).
La antigua civilización nos regaló la humilde papa, un alimento básico en muchos países, hoy en día.
Eso, sin mencionar todas las otras fuentes de alimentos que domesticaron con éxito o los inventivos métodos agrícolas y las ideas de almacenamiento de alimentos, como la liofilización, que desarrollaron para garantizar que su población de más de 10 millones de personas nunca pasara hambre.
El imperio inca, el más grande jamás visto en el continente americano, también es admirado por su arquitectura. Construyeron todas sus notables edificaciones, la más famosa es sin duda Machu Picchu, sin herramientas modernas ni la ventaja de la rueda. Estas construcciones, ubicadas sobre un terreno accidentado, han resistido más de cinco siglos en una zona propensa a los terremotos.
Como señala la profesora Susan Sisson, "los incas probablemente fueron los mejores trabajadores de la piedra y talladores que hayan construido un edificio. Casi todos los edificios públicos de Cusco y muchos de Lima tienen cimientos que fueron cincelados y ubicados con precisión por estos maestros canteros.
"En muchos de los pueblos que fueron construidos por los incas, los sistemas de agua que instalaron todavía están en uso y gotean pequeños chorros de agua por todo el pueblo. Ahora, setecientos años después, sus obras públicas siguen enriqueciendo la vida de sus descendientes".
Puentes colgantes: los caminos de los incas
La capital del imperio inca estaba en Cusco, Perú, y se extendía hasta lo que hoy es Ecuador en el norte, Chile en el sur, Bolivia en el este y el Océano Pacífico en el oeste.
Todo este próspero crecimiento y conquista no habría sido posible sin los caminos y puentes que conectaban al imperio.
Como explica el aficionado a la historia Ryan Abercrombie, "los incas sabían cómo usar la geografía a su favor".
"La cordillera de los Andes era toda una ventaja para los incas. Obtuvieron recursos minerales muy importantes como el oro, la plata y las esmeraldas, así como el cobre y el estaño. El desierto y la selva actuaron como barreras naturales, así como los picos y quebradas de las montañas que estaban conectadas por puentes. Controlarlos les permitía controlar sus ciudades".
Gracias a sus hábiles ingenieros y a su sistema de trabajo colectivo, los incas construyeron un impresionante sistema de caminos y puentes a través de terrenos muy complicados en los Andes, incluyendo montañas, cañones profundos, terrenos accidentados e innumerables ríos.
Lo más fascinante de su ingenioso sistema fue el diseño y la construcción de sus puentes colgantes, que muchos creen que inspiraron puentes contemporáneos como el Puente George Washington en Nueva York y el Golden Gate en San Francisco. Muchos tenían hasta 150 pies de largo y eran lo suficientemente anchos como para que "si un caballo cayera en cuatro patas, no se pudiera caer del puente".
Dado que la comunicación era extremadamente importante para el gobierno inca, sus puentes les proporcionaban precisamente lo que necesitaban en tiempos en los que las llamas y las alpacas eran su único medio de transporte.
Debido a que los incas utilizaron materiales vegetales perecederos para construir los puentes colgantes, hoy solo quedan dos en el área. Uno es el Q’eswachaka que cruza el río Apurímac y el otro es el conocido como Tinkuqchaka sobre el río Pampas. Ambos siguen siendo estudiados por ingenieros y proporcionan información inestimable.
Alimentar al mundo: papas y cultivo en terrazas
El paisaje no solo dificultaba el desplazamiento sino que afectaba la agricultura y la producción de alimentos.
Como consecuencia del terreno accidentado y desnivelado de los Andes, los incas diseñaron y desarrollaron terrazas agrícolas que cubrieron cerca de un millón de hectáreas en todo Perú para explotar las tierras fértiles.
"Las terrazas agrícolas de los incas en Moray son uno de sus muchos logros. Esto simboliza qué tan tecnológicamente avanzados estaban los incas en la agricultura", explica Ryan.
Las terrazas se crearon cortando la tierra como escaleras empinadas hacia las colinas y creando parcelas de tierra plana. "Cada terraza se reforzó con varios materiales diferentes para resistir a los elementos de las montañas, como las heladas y el viento", dice Ryan sobre cómo se usaron los muros de piedra, por ejemplo, para retener el calor y proteger las raíces de las plantas sensibles durante la estación fría.
Como no podían depender de las lluvias para el suministro de agua, también desarrollaron un sistema de riego avanzado para las terrazas y así reducir la erosión de la tierra. Tallaron canales en rocas y llenaron las conexiones con arcilla creando acueductos para llevar agua a las granjas, lo que les permitió maximizar la producción agrícola.
Estas hazañas engañosamente simples de ingenio agrícola permitieron que los incas construyeran y alimentaran a un imperio grande y poderoso.
Hoy, estas prácticas altamente productivas han sido retomadas una vez más por los agricultores locales preocupados por el cambio climático y la seguridad alimentaria.
"Creo que su mayor aporte a la humanidad ha sido la domesticación de una gran cantidad de plantas de extraordinario valor nutritivo. Sin ellos, sería difícil imaginar la comida del mundo actual: papas, tomates, maíz, pimientos, frijoles", dice José.
"Hay alimentos extraordinarios en fase de difusión mundial, mientras que hay otros, como la maca y el tarwi, que aún esperan su momento. Creo que este ha sido el mayor legado que los pueblos andinos han dejado a la humanidad".