ORGULLO LATINO
Tiempo de lectura: 3 minutosPastel de tres leches: un postre lleno de nostalgia
Los inmigrantes nicaragüenses corrieron la voz en Estados Unidos. ¿Lo hicieron?
Celebramos la Epifanía con rosca de reyes, decimos feliz cumpleaños con la tradición de la mordida, festejamos con chajá y disfrutamos pan de Pascua en Navidad (junto con un vaso de cola de mono, por supuesto).
En resumen, los alimentos dulces como este tienen el poder de convertir las reuniones ordinarias en recuerdos atesorados.
Entre los muchos postres disponibles, hay uno que tiene un lugar especial para muchos de nosotros: el pastel de tres leches.
Como los puertorriqueños se adjudican el arroz con pollo o el eterno debate entre Perú y Chile en torno al pisco sour, el origen del tres leches sigue en disputa.
"Si le preguntas a alguien en la calle, te dirá que el tres leches es peruano", dice Alessandra Ribeyro, propietaria de La Teoría de los 6 Cafés, una cafetería en Lima.
En contraste, según el libro de cocina de Maricel Presilla, Gran Cocina Latina, el postre tiene sus raíces en la historia de Nicaragua, mientras que algunos historiadores de comida sostienen que los orígenes del pastel se remontan a México. De hecho, muchos creen que es una versión de una antigua receta mexicana de pastel de pan empapado en vino y cubierto con crema pastelera.
"Una verdad cultural entre muchas familias hispanas es que la pasión por nuestra cocina es lo que hace que los debates sean tan acalorados y tan divertidos", dice María Teresa Laspisa, que nació en Lima y actualmente vive en Nueva York.
Tres leches en Estados Unidos
Durante la pandemia, el tres leches explotó en popularidad en Estados Unidos.
Buscando una manera de mantenerse ocupadas mientras creaban algo delicioso, decenas de miles de personas comenzaron a compartir videos y fotos haciendo tres leches en sus redes sociales.
El resultado fue que se convirtió en una tendencia viral, con una serie de acalorados debates que surgieron sobre las mejores formas de lograr el equilibrio para que sea rico, esponjoso y húmedo.
Si se originó en Nicaragua, México, Cuba o Perú sigue siendo objeto de debate; no obstante, todos tienen su propia historia y muchos de nosotros todavía tenemos una receta familiar secreta.
Su popularidad en Estados Unidos comenzó mucho antes de la era de las redes sociales. En las décadas de 1970 y 1980, la revolución y la guerra obligaron a más de un millón de nicaragüenses a huir del país. Cientos de miles se establecieron en Miami y la comunidad resultante comenzó a llevar su comida a la ciudad.
Un ejemplo es Los Ranchos Steakhouse, un restaurante con platos de autor que se hicieron muy conocidos en la zona. Entre ellos, estaba el pio quinto, la sopa borracha y, adivinaste, el tres leches.
"Se convirtió en una sensación de la noche a la mañana", dice Tino Lira, nacido en Nicaragua. "Siendo una meca cultural y siempre ávida de nuevos gustos y tendencias, Miami adoptó el tres leches como propio. El resto del mundo hizo lo mismo copiando a Miami y su nueva delicia nicaragüense".
Dulce nostalgia
Una cosa indiscutible sobre el tres leches es su sabor y versatilidad.
Puedes elegir darle sabor a la masa o a las leches, cambiar los toppings o agregar textura: "puedes jugar mucho con él", señala Alessandra.
Solo en Lima, explica, puedes encontrar varias versiones, desde el pan tres leches con lúcuma hasta el cinco leches (que agrega leche caramelizada) y versiones que usan leche de coco, soya o almendras.
Su versión favorita, sin embargo, es un tres leches de vainilla con una mezcla de fresas picadas, crema batida de chocolate blanco y láminas delgadas de chocolate blanco en el centro.
"Es excelente porque obtienes ese crujido en el interior que cambia la textura", explica Alessandra.
Es esta versatilidad la que ha permitido que muchos de nosotros lo adoptemos como propio. Incluso, en otros países, vemos personas que inventan sus propias versiones, como una dona de tres leches que Alessandra encontró recientemente.
Ella dice que el sabor familiar despertó de inmediato un sentimiento de añoranza por su tierra natal, como nos sucede a muchos de nosotros aquí. Un sabor tan simple puede conectarnos a todos con nuestras raíces, sin importar dónde estemos.
Es el mismo sentimiento de nostalgia infantil que hará que el tres leches sea el favorito de muchos, para siempre.