ORGULLO LATINO
Tiempo de lectura: 3 minutos¿Cómo influyeron las telenovelas en las soap operas?
Una década antes de Ugly Betty, tuvimos Yo soy Betty, la fea.
Cuando Ugly Betty se estrenó en Estados Unidos, fue un éxito inmediato.
Con episodios de 42 minutos a lo largo de cinco temporadas, seguía al personaje de la estadounidense-mexicana Betty Suárez mientras experimentaba los altibajos de un trabajo en una revista de moda; sin embargo, la misma historia ya se había desarrollado, una década antes, en la telenovela colombiana Yo soy Betty, la fea.
Durante décadas, las telenovelas han desempeñado un papel popular en nuestras comunidades. Además, en lugar de estar dirigidas exclusivamente a las mujeres, las telenovelas son programas familiares.
"Más de la mitad de los latinos las ven", dijo a PBS el Dr. Michael Rodríguez, médico de atención primaria de UCLA que trabaja con la comunidad latina. "Recuerdo haberlas visto con mi madre. De hecho, todavía las veo cuando mi madre me visita".
Por su parte, Yolanda Machada, periodista de espectáculos, afirma: "si hubiera habido más programas como Betty la fea cuando yo era pequeña, no me habría sentido como una extraña en mi propio país".
"Antes de Betty la fea nunca había habido una familia latina en la televisión que simplemente existiera, que viviera una vida normal de clase trabajadora. La familia Suárez no era un estereotipo ni una caricatura, su latinidad no era exagerada. Incluso, la propia Betty reflejaba lo que muchos hijos de inmigrantes podían, y pueden, sentir: vivir una vida entre dos mundos".
"Como latina de primera generación, recuerdo ver a Betty intentando aferrarse a su cultura mientras se adentraba en un mundo que le decía que ese no era su lugar".
Más espectadores a pesar de menores presupuestos
Ver telenovelas es a menudo una forma de mantenerse en contacto con amigos y familiares, especialmente con aquellos que se han mudado al extranjero. Actúa como un elemento de conversación que nos permite hablar con la gente de nuestro país sobre las últimas entregas.
También, han tenido un gran impacto en las soap operas (telenovelas estadounidenses) a lo largo de los años. Desde la década de 1980, han intentado imitar el estilo narrativo de las telenovelas al crear argumentos más rápidos.
Aunque muchas soap operas de larga duración han visto caer sus cifras de audiencia, y muchas han sido canceladas, las telenovelas siguen siendo populares. Según estimaciones recientes, 5,6 millones de personas en todo el país ven telenovelas cada semana, frente a los 2,9 millones de espectadores de soap operas.
Todo esto, a pesar de que las soap operas han tenido tradicionalmente un presupuesto mucho mayor por episodio. Sunset Beach, que se emitió en NBC entre 1997 y 1999, tenía un presupuesto de producción de aproximadamente US $1 000 000 por semana (o US $200 000 por episodio). Esto se compara con la media de US $60 000 por episodio de las telenovelas.
Una gran parte del éxito de las telenovelas se debe a su capacidad de resonancia.
"[Las telenovelas] suelen ser ricas en ingenio, relevancia social y estilo cultural nacional", escribe Antonio C. La Pastina, de la Universidad de Texas A&M. "La diferencia de clases se pone en primer plano en las novelas mexicanas y las cubanas son mordaces en cuanto a la actualidad, además de ideológicamente correctas".
"Es algo con lo que creces: es la nostalgia"
Aparte de Yo soy Betty, la fea, que se emitió en 1999 y después se convirtió en un fenómeno mundial (se transmitió en más de 180 países, se dobló a 25 idiomas y tuvo 28 adaptaciones), muchas otras telenovelas también han sido adaptadas para el público de todo el mundo.
Entre ellas, Jane the Virgin, protagonizada por Gina Rodríguez y basada en la telenovela venezolana Juana la Virgen; Devious Maids, adaptación de la mexicana Ellas son... la alegría del hogar, y I am Frankie, de la telenovela colombiana Yo soy Franky.
Todos estos programas rinden homenaje a sus raíces combinando el drama, la comedia, el melodrama, la desesperación y el comentario social. El hecho de que sigan siendo adaptados demuestra el papel que desempeñan.
Mary Siddall recuerda cómo veía los programas durante su infancia. Aunque, según ella, "no se trataba solo de ver la televisión, sino de la unión que se creaba con mi abuela. Todo se detenía a las 8 p.m., nos sentábamos a ver la novela mientras cenábamos".
El hilo conductor de las telenovelas y el tiempo que se pasa en familia es recurrente.
"Es la nostalgia", dice Vivian Llodra, que empezó a ver telenovelas con su madre y sus tías cuando era pequeña. "Es algo con lo que creces. Te trae cálidos recuerdos".
Por eso, según Diana, las telenovelas han llegado para quedarse: "tienen un impacto y son importantes para la comunidad".