ORGULLO LATINO
Tiempo de lectura: 4 minutosÉxito empresarial e impacto de género en América Latina: la historia de Crepes & Waffles
Cómo la cadena de restaurantes más popular de Colombia se convirtió en una fuente de inspiración para los jóvenes empresarios en Latinoamérica, todo mientras servía comida deliciosa elaborada con ingredientes locales.
Cuando les digo a los extranjeros que los voy a llevar al restaurante más colombiano del país, por lo general se sorprenden al descubrir que es Crepes & Waffles.
Cuando el restaurante abrió sus puertas en 1980, nadie pensó que se convertiría en la cadena de comida más popular del país y que enorgullecería al pueblo colombiano tanto como la selección nacional de fútbol.
Ahora, tras varios años, no solo es la cadena de restaurantes número uno en Colombia, sino también una de las empresas más respetadas del país.
Crepes (como lo llamamos coloquialmente) es el sueño apasionado de dos estudiantes universitarios, Beatriz Fernández y Eduardo Macía, que iniciaron la empresa en un garaje modificado en Bogotá.
Incluso en la capital, su apuesta por las crepes y los waffles era inusual. Aunque les fue moderadamente bien en los primeros días, el punto de inflexión llegó cuando una abuela se quejó de la calidad de los waffles. Entonces, para ayudarlos (según cuenta la historia), les compartió su receta. Después de eso, la abuela desapareció sin dejar rastro, como un verdadero ángel guardián.
La misteriosa receta de la abuela sigue siendo la que se usa hoy en día y ha contribuido al auge del negocio: en pocos años, Crepes abrió nuevos restaurantes en la capital y se expandió a otras ciudades.
El ingrediente secreto de Crepes & Waffles
Desde el principio, Crepes & Waffles se ha tomado libertades creativas con el concepto de las crepas. Su menú es conocido por mezclar sabores internacionales con ingredientes locales que amplían la rica herencia culinaria de Colombia.
Su Crepé de pollo thai, por ejemplo, lleva a las papilas gustativas un toque ácido de maracuyá en la base de curry. También, tienen platos colombianos como su Crepé sombrero vueltiao, llamado así por el sombrero tradicional, relleno con carne deshebrada, hogao y plátano maduro.
Aunque no se trata solo de sabores. Crepes elige cuidadosamente de dónde obtiene esos ingredientes para apoyar a las comunidades afectadas por la violencia y la pobreza. Por ejemplo, la cadena se dedica a "convertir el cacao, la vainilla y otros productos en la nueva moneda de cambio de la paz", según un artículo de El País.
Un ejemplo es el menú de temporada de Montes de María, que obtiene diferentes cultivos de pequeños agricultores en una región que ha sido víctima del conflicto armado por 52 años. Esta idea le permite a los productores obtener un ingreso estable.
¿Sabes cuál es la cereza del pastel? Por cada plato que se pide del menú de temporada, Crepes & Waffles planta un árbol en el bosque tropical seco de la zona, uno de los ecosistemas más amenazados del país.
La empresa también es conocida por emplear a madres solteras que son cabeza de familia y por ofrecer beneficios como atención médica y ayuda para vivienda.
"El secreto del arraigo que Crepes & Waffles tiene en los corazones de los colombianos es su compromiso con causas que van más allá de sus restaurantes", dice Tatiana Arias, una amante de la comida que vive en Bogotá.
"Cuando comemos en Crepes sentimos que estamos ayudando a nuestra comunidad. ¿Cada cuánto sientes eso con la comida?".
Inspiración para la juventud emprendedora en Latinoamérica
A principios de este año, estalló una guerra en Twitter por las filas de espera absurdas en casi todos los locales de Crepes & Waffles. En marzo, una conocida periodista de moda, La Pesada de Moda, publicó una foto a las 8 a.m. que mostraba una fila de decenas de personas; sin embargo, esto no indica que la gente se esté cansando del restaurante. Todo lo contrario.
Los clientes todavía están dispuestos a esperar una hora (o más) solo por el placer de disfrutar su Crepé de pollo, queso y champiñones, seguida del famoso postre Copa Alaska. La gente también está lista para defender a la cadena a capa y espada de cualquiera que hable mal de ella en redes sociales y lo hacen con la misma pasión que los fanáticos del fútbol tienen al defender a su equipo.
Tal vez sea porque, durante mucho tiempo, Crepes fue una de las pocas cosas que representaban a Colombia de forma positiva, algo para mencionar cada vez que la gente nos reducía a Pablo Escobar y sus actividades. Al igual que Shakira, el café y las esmeraldas, Crepes & Waffles demostró que éramos mucho más: que teníamos ingenio, creatividad y ética de trabajo.
Este restaurante es la historia de éxito perfecta y un símbolo de nuestro espíritu emprendedor listo para prosperar. La paz relativa ha abierto el camino para jóvenes emprendedores armados con sueños y una historia a la que aferrarse: si dos estudiantes en un garaje pueden hacerlo, cualquiera puede.
Más de 40 años después de su apertura, Crepes & Waffles llegó para quedarse. ¡Qué dicha! Porque Colombia sin Crepes sería como Colombia sin empanadas ni chocolate santafereño. No quiero ni imaginarlo.
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